Es probable que el gobernador Axel Kicillof haya tomado aquello que le sugirió Sergio Massa hace unos meses cuando las pujas se aceleraban y el ex candidato presidencial le dijo que se estaba apresurando en esa confrontación. Utilizó una metáfora en que le recordó que no vale la pena arrancar el fruto del árbol cuando el mismo está destinado a caer en sus manos. Massa, que mantiene el perfil bajo pero sigue muy activo en reuniones y trabajos de análisis de la realidad política y económica, sostiene ante sus íntimos que Kicillof es hoy el dirigente del peronismo más importante por el rol que ocupa. E incluso elogió sus incursiones para colaborar con gobernadores de otras provincias aún de otros signos políticos. “La provincia de Buenos Aires es el hermano mayor”, le escucharon decir en la intimidad.
El hecho de no haber participado en el acto de San Vicente, que disparó especulaciones sobre supuestas tensiones, no se condicen con lo que Massa asegura a quienes lo ven con frecuencia. Al momento no muestra interés en participar como candidato en las elecciones del año próximo pero sí en trabajar para la unidad del peronismo. Eso sí, él considera que debe haber una profunda discusión interna sobre a dónde se quiere ir. “Tenemos que debatir el peronismo del siglo XXI” suele decirle Massa a quienes se sientan en su mesa. Por la sede de Avenida Libertador al 850 pasan a diario diputados, senadores, intendentes, empresarios y sindicalistas. Es más, la semana pasada encabezó un almuerzo con importantes dirigentes sindicales.
El ex Ministro de Economía sigue de cerca la evolución de los números del gobierno. En todo sentido. Suele reírse cuando escucha que lo acusan de estar atrás de las operaciones para subir el dólar en el mercado y dice “si tuviera ese poder, lo hubiera bajado cuando era candidato a Presidente”. Si bien, en el gobierno de la Libertad Avanza hay funcionarios que formaron parte de su espacio político, Massa asegura no tener diálogo con el gobierno. En las encuestas que maneja, la imagen del Presidente Milei tiene más rechazo que apoyo, sin embargo no ve en lo cercano ningún riesgo institucional. “Si no nos peleamos, el peronismo va a ganar en 2025”, le confesó a un dirigente muy importante que se reunió con él la semana pasada.
Es más, cuando presente su libro, seguramente en el mes de agosto, se conocerán anécdotas muy jugosas de la relación con el FMI y aquellas negociaciones que ayudarán a entender ciertos movimientos actuales. Cuando se reúne con su equipo económico, Massa sostiene que el problema estructural es que Argentina consume más dólares de los que produce. Y coincide con Javier Milei en la observación sobre el rol de Rodrigo Valdez, el chileno Director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario, no en que es “comunista” pero sí en que tiene una mirada adversa sobre el país. Y recuerda que en una de las primeras reuniones en Washington, Valdez ingresó y lo primero que dijo es que “los argentinos tienen que aceptar que son un país pobre”. En el texto que escribió Massa recuerda una anécdota con Valdez y Kristalina Georgieva donde intercambiaron ironías sobre las cualidades de los vinos argentinos y de los chilenos.