Por Sebastián Dumont – Periodista.
Semana de tensiones imposibles de disimular en el peronismo bonaerense. Desde la reunión del lunes en Moreno a la asunción de Cristina Kirchner en la presidencia del PJ nacional. La mirada se posa en la relación de ella y él. Se trata de Cristina y Axel. Y sus derivaciones que, indefectiblemente, tendrán consecuencias en el día a día. En el centro de la escena, el desdoblamiento o no de las elecciones en la provincia de Buenos Aires. Es el caramelo de madera con el que juegan las partes. Unos la quieren, otros la rechazan. El gobernador azuza con desacoplar la elección nacional de la provincial y el kirchnerismo le contesta. Le advierte. Sin quererlo, Axel ya se parece a María Eugenia Vidal cuando, para tensar o distender su vínculo con Mauricio Macri y Marcos Peña, expuso el Plan V. Se trataba de la misma advertencia: “Ojo que desdoblo”. Ahora, ¿Ha nacido el Plan K (Por Kicillof)?
El grupo de intendentes “pica sesos” que lo rodean a Axel Kicillof le argumentan su conveniencia de no dejarse atrapar por La Cámpora que, al final del camino, nada bueno tendrán para él. A esos interlocutores, el Gobernador bonaerense les diría que está dispuesto a ir a fondo y si es necesario tomar la decisión de desdoblar las elecciones lo hará. En los papeles es una cosa, en la práctica no es tan sencillo armar una logística propia para controlar los comicios, organizarlos y aportar la seguridad ese día sin el aporte nacional. Pero la sola idea juega como herramienta para poder tensar o no la cuerda con Cristina Kirchner. De todas maneras, sin reforma electoral no es posible llevarlo adelante. La ley 14.086 vigente obliga a fijar la misma fecha para las elecciones provincial con la nacional.
Y mucho más ahora al haber quedado claro que es un tema que le preocupa a la Presidente del Partido Justicialista nacional. Se lo dijo en la cara el lunes pasado en Moreno. En una reciente nota, el tema fue abordado de la siguiente manera para explicar cómo se utiliza este argumento en la interna del peronismo provincial. Es la herramienta que tiene Axel Kicillof para sentarse con poder en la mesa. Lo más probable es que no ocurra. Por varias razones. Una de ellas la esbozó Cristina Kirchner en Moreno cuando dijo que si desdoblaba, lo que iba a discutirse era la agenda provincial y no la nacional. Es decir, se diluiría la polarización con Milei. Es un argumento válido, pero no compartido por todos. Sobre todo por quienes tienen responsabilidades al frente de los municipios. A muchos les encantaría poder discutir la agenda propia sin tener que nacionalizar la contienda.
Dos elementos son clave para el gobernador. Por un lado, si le dice al grupo que lo rodea que va a tomar decisiones para enfrentarse con Cristina Kirchner como consecuencia de las presiones de Máximo Kirchner y luego no lo hace, muchos de ellos perderán la expectativa de verlo como alguien capaz de encarar un proyecto nacional en 2027. De otra manera, verle uñas de guitarrero para conducir y no ser delegado. El fantasma de Alberto Fernández aún no ha dejado de sobrevolar por estas geografías. Caso contrario, si no da un golpe sobre la mesa e impone su autoridad, es muy probable que por lo sucedido hasta ahora, no reciba la gracia ni el respeto en lo que viene de parte de Cristina Kirchner y los suyos. Está en una encerrona.
Las idas y vueltas invitan al recuerdo de un escenario similar cuando amanecía el año 2019. Las peleas y tensiones entre María Eugenia Vidal y Mauricio Macri representado por Marcos Peña llevaron a la gobernadora de entonces a pensar en lo mismo que ahora piensa Kicillof: desdoblar la elección. Desengancharse de la candidatura de Macri que presumía la hundiría y la llevaría a la derrota. Lo denominaron el Plan V que incluía, además, pensarla a ella como candidata a Presidente de la Nación. No prosperó, entre otras cosas porque fue debidamente advertida que información sensible podría ver la luz. ¿De qué hablaban? Manejos pocos claros, por ejemplo, en el Ministerio de Seguridad que manejaba Cristian Ritondo. Quizá ahora se entienda un poco más de a qué se referían. Y qué datos podrían tener. Lo cierto es que nunca se terminó de animar Vidal que, más allá de su cargo como diputada luego, navega en la intrascendencia política.
Ahora, Kicillof azuza con el mismo argumento. Parece más complejo que lo corran con carpetazos de aquellas características para hacerlo desistir. Pero, llamativamente, ha empezado a crecer la bola que hemos anunciado aquí en el mes de julio. Los manejos poco claros que rodean al Ministro de Transporte Jorge D´Onofrio en causas vinculadas al manejo de las multas en la provincia de Buenos Aires como a la concesión de empresas vinculadas a la Verificación Técnica Vehicular. La justicia de Campana ya lo imputó. El argumento que D´Onofrio es de Massa es historia vieja para quienes conocen el día a día de esas relaciones. El costo político empieza a golpear la puerta del despacho de Axel Kicillof, sobre todo por la asistencia que habrían recibido dos de sus laderos más relevantes, Carlos Bianco y Andrés Larroque.
La próxima semana será clave. Está prevista una sesión en la legislatura el día 19 para resolver cuestiones varias y sensibles. La Presidencia de la Cámara de Diputados quedaría en manos de Alexis Guerrera, el hombre de Sergio Massa con el que se acordó el año pasado la presidencia rotativa de la cámara baja. También sobrevuela, la sanción, entre gallos y medianoche de la cláusula que reactiva la reelección indefinida para legisladores e intendentes.