Por Sebastián Dumont
La política argentina suele parecer muchas veces impredecible. Pero en ciertas ocasiones solo se trata de esperar el momento adecuado para que las cosas ocurran tal cual se venían planificando. Y no hablar de sorpresas o efectos inesperados. Es lo que está sucediendo ahora con el regreso de ministros del gobierno nacional a sus municipios o el anuncio de la vuelta a Tucumán del Jefe de Gabinete Juan Manzur para hacer campaña en su provincia. El objetivo en todos los casos es el mismo: conservar el territorio ante la incertidumbre que plantea el futuro electoral. Este proceso que, es cierto, se adelantó, ya estaba previsto con varios meses de antelación.
De hecho, en una nota del mes de junio en este mismo medio se lo presagió con el título de “El refugio de intendentes ante la posible tormenta electoral”. Los alcaldes con funciones ministeriales ya venían observando la necesidad de retomar sus cargos en las comunas para encarar el año próximo que en ese momento ya asomaba como muy complejo. Es cierto que el adelanto de la estrategia se está observando con mayor aceleración en el gobierno nacional que en el provincial.
En aquella nota referida se decía que “hay varios casos en donde le han puesto fecha de regreso a sus comunas. Se habla de marzo del 2023, siempre que no suceda algún imprevisto y las batallas internas del gobierno Nacional no obliguen a retornos acelerados”. Pues muchas de esas situaciones están pasando. La pelea interna del Frente de Todos se ha magnificado de forma tal que funcionarios tales como Juan Zabaleta adelantaron su retorno a Hurlingham, municipio que había quedado en manos de La Cámpora. Su premura en regresar se entiende en los que sucedió una vez que llegó a la comuna. A “Juanchi” le cuesta poder rearmar su equipo de gobierno. Los funcionarios nombrados por el intendente interino no querían renunciar. Se resistían. De haberse demorado un tiempo más, quizá ni él mismo hubiera podido reasumir. Este ejemplo marca a las claras la complejidad interna del Frente de Todos sus disputas encarnizadas.
No es el único caso. La semana próxima Jorge Ferraresi retornará al municipio de Avellaneda tras ocupar el cargo de Ministro de Vivienda y Hábitat. Si bien no asoma en principio riesgo para los tiempos que vienen, siempre es mejor estar cerca del territorio para apagar cualquier atisbo de resistencia. Por lo general interna. Sucede a menudo. Las rebeliones que hacen caer los imperios suelen iniciarse desde las cercanías de los despachos más encumbrados. Su reemplazo en el ministerio quedará a cargo de Santiago Maggiotti, quien también es intendente en uso de licencia del distrito de Navarro. La realidad de esa comuna de la primera sección electoral no vislumbra las complejidades del siempre intrigante conurbano bonaerense. Maggiotti es un dirigente muy respetado entre sus pares, y luego de dejar el municipio para asumir como secretario de hábitat, lo reemplazó el ex futbolista Facundo Diz a quienes aseguran haber visto en diversas ocasiones compartir tertulias deportivas en la quinta de Mauricio Macri en los mismos tiempos en que lo hacía, por ejemplo, el fiscal Diego Luciani y otros tantos. Habladurías.
El regreso de los alcaldes desde el gobierno nacional podría ser además interpretado como el definitivo entierro de cualquier idea de nacimiento del tantas veces anunciado “Albertismo”. Es extraño. Justo sucede en momentos en que el Presidente parece más dispuesto a cerrarse sobre lo propio – que es muy escaso- para mantener viva la llama de su hipotética reelección. Es probable que se trate, en definitiva, de fuegos artificiales. Los trascendidos sobre acuerdos “contractuales” entre los Fernández, Cristina y Alberto, cuando cerraron la fórmula en 2019 ponen más dudas sobre la mesa. Desde cifras millonarias para aceptar ser candidato al compromiso que sería sólo para un mandato y nada más. En cualquier caso, para esto último, Fernández está haciendo todo lo posible en lograrlo. Su imagen negativa ya ha superado a la de Cristina Kirchner.
El otro intendente ministro nacional que por ahora se queda es Gabriel Katopodis. El alcalde de San Martín en uso de licencia, no tiene intenciones de regresar porque imagina que su sucesor Fernando Moreira puede continuar en un distrito que asoma complejo si las condiciones nacionales y provinciales no se modifican sustancialmente. La idea de Katopodis parece estar más emparentada con un futuro bonaerense legislativo. Todavía tiene tiempo de decidir porque no presenta en su territorio las urgencias que tenía Zabaleta.
Ministros bonaerenses por ahora resisten
En el caso de los intendentes que son Ministros en el gobierno de Axel Kicillof, por ahora el plan de regreso a sus comunas está intacto en tiempo. Pero tanto el Jefe de gabinete Martín Insaurralde como el Ministro de Infraestructura Leonardo Nardini tienen ordenado el frente interno en sus distritos y con niveles altos de aceptación. Allí La Cámpora no asoma como un riesgo. Misma situación para el Presidente del Grupo Bapro, Gustavo Menéndez quien controla Merlo y los números lo favorecen. Sí todos ellos están atentos a lo que también lo están el resto de los jefes comunales: el crecimiento de la opción Javier Milei.
La semana pasada hubo una reunión muy picante en La Plata entre Axel Kicillof, Máximo Kirchner, intendentes y ministros con poder territorial. De todo lo que trascendió, hay un dato que no fue muy difundido. Ante los cuestionamientos de los alcaldes al gobernador, quien lo defendió fue Máximo Kirchner. Toda una novedad a sabiendas de las tensiones permanentes entre ellos quizá originadas en en trato que les dispensa Cristina Kirchner a uno y al otro. El gobernador cree ver en ella amabilidad una posible trampa. Y es que estén pensando en eyectarlo como candidato nacional el año próximo para liberar la provincia. No es casual que Kicillof haya hablado de lo bueno que sería que Cristina sea candidata a presidente. Justo ahora que había empezado a acostumbrarse a hacerse invisible.
El tercer actor del oficialismo, Sergio Massa cierra la semana con datos que lo entusiasman a la hora de mostrar que, al menos, los mercados se tranquilizaron desde su llegada. Aunque diga que su familia le pide menos exposición, imposible que se baje si el año próximo los resultados de gestión lo acompañan. La Cámara de Diputados aprobó el presupuesto que diseñó con el apoyo del radicalismo. Hay que mirar con detenimiento ese vínculo político. Sergio Massa nunca abandonó la idea de la avenida del medio como concepto para superar la grieta. Su mayor interlocutor en la UCR es Gerardo Morales. Todo es posible aún. Más teniendo que cuenta que las sorpresas en la política son el fruto de elucubraciones muy bien pensadas tiempo antes y ejecutadas en el momento exacto.
