Por Sebastián Dumont – Periodista
Axel Kicillof se guardó una carta. El dato no tomó demasiada relevancia y se perdió en los títulos que anunciaban la convocatoria a las PASO en la provincia de Buenos Aires el mismo día que la elección nacional. Ninguna sorpresa porque haberlo modificado hubiera requerido un acuerdo en la legislatura que hoy no posee. Pero lo que no hizo el gobernador, a diferencia del 2021, es establecer, en el mismo decreto, la fecha de la elección general junto a la nacional. Lo determinará más adelante. La pregunta es ¿En función de qué escenario? Hoy aventurarlo es complejo, más luego de una semana demasiado agitada y cargada de operaciones, renuncias e incertidumbre. Todo pende de un hilo en la delicada situación de la Argentina.
La maniobra de Kicillof no está desprendida de la idea que tiene Cristina Kirchner. Para ella, la ecuación es sin Alberto Fernández y con Sergio Massa como candidato a presidente único y el actual gobernador yendo por la reelección. Aún con cierta resistencia de La Cámpora que lo ve aún como un potable candidato a presidente. La aún latente posibilidad que la elección provincial se despegue en octubre de la de nacional, tiene bajo su argumentación la evolución de la interna en el Frente de Todos. Si los números que aquí adelantamos la semana pasada se profundizan, cual sería la razón de arriesgar la provincia de Buenos Aires atados a la suerte nacional. Son hipótesis. Los que obligan a leer el dato, recuerdan que el comicio intermedio del 2021 no tuvo demoras en convocarse y se hizo todo junto.
Recordemos los números publicados hace siete días en este espacio y que luego fueron parte de los análisis periodísticos del fin de semana. Allí, el oficialismo aparece tercero. Nada indicaría que esa situación, una semana después, pueda ser mejor. El dato del 7,7% de la inflación y el dólar por encima de $ 420 profundizan el mal humor.
Según ese sondeo, de la consultora Inteligencia Analítica que dirige Marcelo Escobar, el Frente de Todos no llega al 20% (18,7%) de intención de voto. Allí Cristina Kirchner sigue siendo la dirigente más valorada del espacio con números que mantiene, mientras que Massa y Alberto Fernández no logran recuperar su imagen. Al contrario. El trabajo es de los primeros días de abril. En el mismo, el nivel de indecisión trepa a casi el 32%. La intención de voto de Juntos por el Cambio supera el 23%, mientras que el posible voto de la Libertad Avanza llega al 20,8%. Es decir Javier Milei primero en términos individuales.
En privado, Cristina Kirchner afirma que su candidato a presidente es Sergio Massa. Aunque muchas acciones del Ministro de Economía se contrapongan con el relato K construido desde sus orígenes, no tiene otra opción que esperar resultados mejores. Ahora la expectativa está centrada en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional para recibir plata fresca. La intención de Massa de re calibrar el acuerdo ya se había filtrado en mesas económicas y en referentes de fondos de inversión aquí en la Argentina. Sucedió mientras estaba en Estados Unidos acompañando al presidente Alberto Fernández en su visita a Joe Biden. El 23 de marzo, al celular de quien esto escribe llegó una pregunta textual: ¿Escuchaste algo de que Massa está negociando los U$S 11.000 millones que no le desembolsaron a Macri?”. En ese momento, desde la cercanía del Ministro de economía lo negaron. Se centraron en la aprobación de la revisión del acuerdo vigente. ¿Y ahora? Las cosas parecen haber cambiado fuerte. El reconocimiento del FMI a los efectos de la sequía es la puerta de acceso a esta nueva negociación. Sea cual fuere en el resultado, jamás se presentará de la forma que se hizo la pregunta más líneas arriba. Eso sí, ya se hablan de 10.000 millones frescos. “Apoyado por Biden, el gobierno negocia reformular todo el programa con el FMI y solicitar un desembolso de 10.000 millones de dólares en junio”, tituló infobae el miércoles 19/4.
Sergio Massa logró eyectar a Antonio Aracre por detectar que desde allí provenían las maniobras de “limado” al Ministro de Economía. El otro nombre al que apuntan es al de Santiago Cafiero, el canciller. Pero hasta allí no llega la tijera de Alberto Fernández.
La desembocadura de dichas negociaciones, complejas y con condimentos geopolíticos, son clave para lo macro, pero también para lo micro. Se trata de los territorios a sostener. Ya no sólo las provincias sino los municipios. Hasta ahora, ningún intendente peronista ha tenido que afrontar una elección con una boleta nacional que sea un ancla de expectativas. En los despachos municipales se hacen proyecciones de campañas estilo vecinal. Pero una cosa es pensarlo y otra cosa poner en práctica una lista pura local que se despegue de la suerte nacional y provincial. Es el momento donde a muchos alcaldes les gustaría poder hacer la de Horacio Rodriguez Larreta y tener, de mínima, elecciones concurrentes en sus distritos. Votar por separado. La puerta, legalmente, está abierta.
Aún en las dificultades, están convencidos que una PASO del Frente de Todos sería dañina. La presión sobre Alberto Fernández se profundizará ante el cálculo que las pujas cada vez más duras en Juntos por el Cambio lo lleven a una interna sangrienta. Y se ilusionan con una candidatura única en las primarias que diriman el primer y segundo lugar con Javier Milei. Sueños austeros de un frente político cuyo poder supo ser invencible en la historia argentina. Se asiste a la re configuración, ineludible, de las coaliciones políticas.
El coqueteo declarativo entre Javier Milei, Mauricio Macri y Patricia Bullrich reforzó ideas de confluencia. No va a pasar. La propia Bullrich lo dejó claro en sus declaraciones y, es posible que, en las próximas horas vayan desinflándose esas actitudes amistosas. En el ¨Larretismo” bonaerense tildan de “irresponsables” las gestualidades pensando en el día después de las primarias cuando alguno de los dos tenga que seducir a los votantes del candidato perdidoso.
La indefinición de la candidatura a gobernador en la lista de Patricia Bullrich para la provincia de Buenos Aires sigue agitando las aguas. Van quedando menos opciones. El ahora presidente de Independiente parece haberse alejado. El senador Joaquín De La Torre se ilusiona con esa posibilidad, como también lo hace Cristian Ritondo aupado en la desembocadura que vaya a tener la vida política de María Eugenia Vidal.
Para el ex Secretario de Seguridad bonaerense la semana no le trajo buenas novedades. La confirmación de la destitución del fiscal bonaerense Claudio Scapolán acusado de formar parte de una banda mixta narco, puso otra vez en agenda las denuncias de la jueza Federal Sandra Arroyo Salvado sobre la supuesta conexión de un hombre muy cercano a Ritondo, como el Dr. Marcelo Roquetti, su jefe de gabinete en el ministerio.
Es una situación incómoda para Patricia Bullrich si tuviera que designarlo candidato de su espacio. En setiembre de 2022, se le preguntó a la ex Ministra de seguridad por esta compleja situación y su respuesta fue ambigua: “Alguien que trabaja en un gobierno, sea asesor u otro puesto, no puede estar en la misa y la procesión, por eso lo echaron. Es verdad, eso nos mancha, pero si hubo una buena gestión contra el narco fue la que hizo Ritondo en la provincia y nosotros en la Nación. Y a nadie le gusta tener una mancha así”. Mientras tanto, Ritondo, a quien quiera oírlo dice: “Si me cag… me voy con Milei”. Así están las cosas, mientras la sociedad argentina asiste, impávida por ahora, a su propia degradación.
