Por Sebastián Dumont – Periodista
Este año se van a cumplir 49 años del paso a la inmortalidad de Juan Domingo Perón. Como el primero de julio ya habrá iniciado la campaña rumbo a las PASO, es probable que esa fecha sea resaltada como no sucedió en los últimos 20 años. Aún en casi medio siglo de ausencia física, el tres veces presidente de los Argentinos de manera constitucional sigue muy vigente en sus dichos que se reflejan en hechos actuales. El último es, sin duda, aquella frase donde se le atribuye haber dicho “si quieres que algo no funcione, arma una comisión”. Adaptado a estos tiempos, sería armar una mesa política. Dos semanas después de su anuncio y primera reunión, quedó claro que no funcionó. El objetivo real para la que se armó no estuvo demasiado claro desde el principio. Y la idea de arrinconarlo al presidente para que se baje de su candidatura no surtió efecto.
La desconexión es total. No vale la pena detenerse en un punto ya muy analizado en este espacio y en otros similares sobre la verdadera grieta que atraviesa la Argentina y es la distancia cada vez más profunda entre la sociedad política y la sociedad civil. La utilización de esas categorías para poner a unos y otros en diversas orillas es el certificado que caminan por veredas diferentes. En otra instancia, podrían ser complementarios. Pero no en este contexto. Lo acaba de volver a certificar, por si hacía falta, el reciente comienzo de las sesiones ordinarias del Congreso de la Nación. El último discurso de su primer mandato navegó en la intrascendencia.
La medición de la audiencia televisiva en el momento del comienzo del discurso, lo certifican. El encendido de la televisión disminuyó de manera notoria. Sucedió lo mismo con las radios, aunque el chequeo de oyentes no tiene el minuto a minuto. Al menos por dos horas, ganaron las radios locales que no están obligadas a sumarse a la cadena nacional. La vida, en las calles, no tuvo alteraciones. Desde los chicos yendo a las escuelas en su primer día de clases, a las hileras frente a las “cuevas” del conurbano donde se venden o compran dólares. Todo siguió como estaba previsto en el comienzo del mes. Siempre marzo tiene un condimento adicional. Es el arranque, ahora sí, del año.
La política se envuelve en discusiones propias. Gritos alterados de quienes se sienten ofendidos por un nuevo ataque a la justicia. A los integrantes de la Corte Suprema de Justicia. Hasta en eso, Argentina muestra su costado caricaturesco. Sólo hace falta mirar lo que sucede ahora en Israel. Allí, sí, hay una embestida en serio a la Corte. El proyecto del primer ministro ultra conservador Benjamín Netanyahu se llama “revisión radical” fundado en el principio según el cual el “pueblo”otorga a la mayoría electa la legitimidad para gobernar sola, sin interferencia de los jueces, quienes no fueron elegidos por las urnas. ¿Les suena familiar? Es lo que muchas veces planteó Cristina Kirchner en sus críticas a los magistrados. “Ustedes no tienen ningún poder para juzgar a quienes fuimos electos por el pueblo”. Es el mensaje de la vicepresidencia. Igual que lo planteado hoy en estos turbulentos tiempos de Israel. Ergo, no es una cuestión de derechas o izquierdas.
Por qué aquí la desconexión es total viendo ideas similares a tanta distancia. Porque la reacción es diametralmente opuesta. En Israel las marchas en las calles no cesan. Aquí no pasan de editoriales indignados en algunos medios de comunicación. Es, en definitiva, una caricatura.
Se agrega un dato más para comparar las ideas de avances contra la justicia. En Israel, el proyecto en referencia tiene una cláusula que se denomina de “elusión”, donde permitirá que los diputados puedan anular una decisión de la Corte Suprema que considere inconstitucional una ley. “Una ley votada por la Knesset (órgano unicameral del Estado de Israel) ya no podrá ser anulada por un juez”, asegura Yariv Levin, ministro de justicia Israelí desde el 4 de enero. El sueño de Cristina Kirchner ya tiene un caso concreto en el mundo.
Esta disquisición es válida para mostrar las caras de una sociedad política, la Argentina, lejos, muy lejos de las preocupaciones reales hasta de su propio electorado. En el conurbano bonaerense se asienta el mayor apoyo al Frente de Todos. Allí la inseguridad sigue al tope de los problemas en las barriadas. Igual que la inflación. Flaco favor le hace al presidente las declaraciones del Ministro de Seguridad Nacional Aníbal Fernández al decir “Argentina tiene uno de los estándares más bajos de homicidio doloso, casi al nivel de Europa”. Insólito. O no tanto. Es la misma usina que creó “La inseguridad es una sensación” o “ Argentina tiene menos pobres que Alemania”. El ex intendente de Quilmes es el principal defensor de la candidatura de Alberto Fernández.
La desconexión no sólo es entre la política y la gente, sobre todo los jóvenes, según revelan recientes estudios de opinión, sino entre la misma política. Casos varios para ver. En el Frente de Todos son muy notorios. El presidente desconectado de la Vice Presidente. Los intendentes del conurbano que nada quieren saber con salir a defender en sus próximas campañas al gobierno nacional y muchos piensan igual del gobierno provincial. Desconexión del presidente del Partido Justicialista bonaerense con los integrantes del mismo. ¿Qué pasó con la tan anunciada cumbre que se preparaba para fines de febrero en Santa Teresita? Un intendente le dijo a este medio: “Máximo no la pudo hacer porque varios intendentes se la iban a vaciar. En esa lista anotan a Fernando Espinoza (La Matanza), Andrés Watson (Florencio Varela), Alberto Descalzo (Ituzaingó), Mario Ishii (José C. Paz), Juan Zabaleta (Hurlingham) y Fernando Gray (Esteban Echeverria) no iban a estar. Este último caso por razones obvias, ya que denunció que el PJ fue tomado de manera ilegal por el líder de La Cámpora. A propósito, días atrás en una mesa muy bien informada se dijo que es inminente la resolución de la Corte en relación al peronismo bonaerense. Máximo Kirchner también se desconectó. Ni apareció por el Congreso.
Esas son las mesas más jugosas. Las que no trascienden. Donde no hay información sino donde la producen. Si se supieran, probablemente la grieta y la desilusión con la política aumentaría. Allí, se unen. Los que parecen irreconciliables en público brindan en privado. En una reciente, se abogó por mantener la idea de Macri Presidente. De armarle la mesa al Ingeniero. Para que cuando vuelva de Europa defina. Por ahora, los números del ex presidente también lo muestran desconectado. Pero hace política de otra manera. Su última movida fue la foto con Leo Messi y el Dibu Martínez en París. La misma que se le negó a Alberto Fernández.
Sergio Massa también se mostró desconectado del resto del gabinete. Experto en el arte de enviar señales, difundió una foto en un palco del congreso con dos ex titulares de la Cámara Baja: Julián Dominguez y Eduardo Camaño (también ex presidente por unas horas en 2001). El ministro de economía acaba de regresar de la India. El FMI flexibilizó las metas para acumular reservas y se evitaría el dólar tener que apelar al soja III. Mientras tanto, importantes productores argentinos observan como toneladas de la oleaginosa viajan por la frontera a Brasil y Paraguay que pagan en dólares “físicos”. Otra muestra de la ¿desconexión? en la que está sumida la política argentina. De arriba hacia abajo. De Izquierda a derecha. Se avanza hacia una novedosa desembocadura electoral. Sin dudas.
