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Análisis: El fin de una época y el alumbramiento de nuevas jefaturas

Por Sebastián Dumont-periodista

Sergio Massa se dirigía a jurar como jefe de gabinete tras la crisis con el campo. En el viaje desde Tigre, donde había asumido como intendente unos meses antes, a la Casa Rosada, los cronistas que lo acompañaban le preguntaron si se trataba de un sueño cumplido. “Claro que estoy contento, pero yo quiero ser Presidente”, les respondió cuando los micrófonos se habían apagado. La anécdota que recuerda alguien que estuvo allí, es de la muchas tantas que existen en la vida del Ministro de Economía sobre sus deseos personales y políticos. Desde los tiempos en que comenzó a militar y luego se convirtió en el diputado provincial más joven, su objetivo estuvo muy claro. Ahora, se encuentra ante una nueva posibilidad que lo acerca a esa meta. Pero además, se está ante un momento bisagra de la Argentina con un proceso político que culmina e, indefectiblemente alumbrará nuevas jefaturas. El cierre de las listas fue el inicio más claro cómo será el nuevo reparto de poder. 

No es novedosa la turbulencia en el final del plazo para la inscripción de las candidaturas. Siempre es así. Cada dos años tiene sus particularidades pero similares patrones. Hay heridos, ganadores, perdedores, facturas que se cobran y aquellas que se prometen cobrar. Lo distintivo de este caso es la confirmación de la declinación, tanto de Cristina Kirchner como de Mauricio Macri, quienes ordenaron la oferta electoral desde los mismos tiempos en los que sucedían hechos como el narrado en el párrafo anterior. 

La explicación que Cristina Kirchner otorgó para la desembocadura en una lista de apoyo mayoritario en el oficialismo es la manera más leve que encontró para justificar que su poder ha menguado. Sus deseos no son más órdenes que se cumplen sin discusión. Si hasta reconoció que Sergio Massa es candidato de la “casi unidad” porque Alberto Fernández nunca hubiera aceptado a Eduardo “Wado” de Pedro, a quien ella prefería. Desde La Plata creyeron entender en ese mensaje un subliminal cuestionamiento a Axel Kicillof por no haber aceptado postularse a presidente. Fue cuando se refirió a que nunca le pediría a alguien que se baje o se suba a una candidatura. Lo mencionó a Scioli, pero creyeron interpretar que el destino era más amplio. 

La presión para que Kicillof abandone la provincia de Buenos Aires existió hasta el final y cuando se había tornado imposible, viró en la maniobra de ubicar al candidato a vicegobernador con el trasfondo de la interna de La Matanza. La jugada de enroque era que Veronica Magario regresara al distrito, garantizarle a Fernando Espinoza una senaduría provincial y bajarle la interna con Patricia Cubría  la candidata del Movimiento Evita. Detrás de esa movida estaban, centralmente, Máximo Kirchner y Martín Insaurralde. No pudo ser. 

La entronización de Massa en la fórmula nacional, proyecto que comenzó en el mismo momento que asumió el año pasado como Ministro de Economía, liberó la lapicera para que La Cámpora tuviera casi el monopolio de los listados legislativos. Quedó en evidencia en la de diputados nacionales, pero también en el reparto de las seccionales. Misterio aún para el destino del Ministro de Obras Públicas Gabriel Katopodis,  a quien lo mencionaban como posible candidato a tantas cosas,  luego a encabezar la lista por la primera sección y, finalmente, no firmó en ninguna papeleta. En San Martín, su distrito, Fernando Moreira irá por la reelección luego de haber asumido cuando “Kato” desembarcó en el gobierno de Alberto Fernández. La ira por la manera en que se manejó el armado de los listados, donde fue clave Facundo Tignanelli, mano derecha de Máximo Kirchner, tuvo su primer brote con las expresiones de Mario Ishii al pedir que se renueve la cúpula del PJ provincial en marzo del año próximo. Homenajes tardíos a Fernando Gray. 

El aparente refugió del “cristinismo” en la provincia de Buenos Aires, necesitará de los servicios de Sergio Massa para ser posible. Sin una elección por encima de los 35 puntos del Ministro, Axel Kicillof estaría en problemas para renovar y el reparto legislativo se achicará. Pero al mismo tiempo, si Massa se impusiera y el gobernador renovara, no tendrían ninguna razón para sostener acuerdos con un sector político que no los ve como propios. Y que además habilitó la candidatura de Juan Grabois, en principio marginal, para cosechar por izquierda lo que se hubiera ido a fuerzas rojas tradicionales. Una curiosidad: a Daniel Scioli, para competir, le pedían que vaya con candidatos propios en todas las categorías, pero a Grabois le permiten colgarse de las listas en todos los tramos, incluso la de los intendentes. Para los alcaldes, está perfecto. Todo suma. 

La bronca de intendentes por quedar afuera del reparto en las listas es relativo. Cuando se terminen oficializando, se verá que, en ciertos casos, hay más premios que castigos. Pertenecer a la tribu del jefe de gabinete Martín Insaurralde tuvo ventajas. Tanto en las secciones como en la lista nacional de diputados. Después de La Cámpora, fue el que más cobró junto con Sergio Massa. 

Las PASO marcarán el punto culmine de la influencia de Cristina Kirchner y Mauricio Macri en sus respectivos espacios. Con el piso electoral de la vicepresidente a Massa le alcanzaría para ser el más votado en las primarias como candidato a presidente. No es inocente el discurso que enarbola el Ministro cuando, por ejemplo, ante la cámara de la construcción pidió juntar los dólares para pagarle al FMI y no volver nunca más. Música para los oídos de los ultra K. Los mercados creen otra cosa. Por eso subieron acciones y bonos tras las primeras horas tras el cierre. Medios internacionales analizaron que la oferta electoral de la Argentina gira a la derecha. 

Ese mismo piso que podría tener Mauricio Macri es el que ilusiona a Patricia Bullrich para empujarla a ganar la elección ante Horacio Rodriguez Larreta. El jefe de gobierno porteño armó una oferta electoral bonaerense con “halcones” para ir en búsqueda de ese votante. Sabe que la provincia de Buenos Aires será su tabla de salvación o de hundimiento. En ese territorio, Diego Santilli mide más que él, pero paradojas del sistema electoral, depende del devenir de Larreta. Entre los estrategas de campaña ya diseñan las bajadas puntuales de cada candidato y en qué distrito conviene que vaya más cada uno. En la zona norte del Gran Buenos Aires, donde mejor le va a Bullrich, se lo verá con frecuencia a José Luis Espert y a Miguel Pichetto. Además, buscarán que la boleta de Diego Santilli tenga rasgos distintivos para que pueda ser escogida “por el medio”. No será una tarea sencilla, pero vital en una elección que pueda tornarse pareja. Se le reconoce a Santilli la amplitud a la hora de los armados para garantizar el triunfo. Sólo pidió que sea candidato Agustín Forchieri quien encabeza la lista de diputados por la primera sección electoral. 

En los municipio asoman pujas muy interesantes. La PASO de Juntos por el Cambio serán un capitulo aparte. De los distritos más populosos, sólo en dos, Vicente López y General Pueyrredón, los intendentes actuales irán con ambas boletas de presidentes y gobernadores. En el resto, habrá pujas locales como en La Plata, Lanús, San Isidro y Tres de Febrero, cuyo alcalde quedó en la mira tras el cierre por su demora en firmar la candidatura junto a la de Rodriguez Larreta. “Especuló hasta el final” deslizaron desde oficinas porteñas. 

En el peronismo, Tigre es, sin dudas, el distrito más caliente. La candidatura de Malena Galmarini frente de la de Julio Zamora levantó la temperatura de tal forma que las operaciones están a la orden de día. Por las dudas, el alcalde, quien asegura que en un mano a mano le gana a la titular del AYSA, inscribió su postulación por varios partidos. Es una práctica lógica por si le hacen caer la lista en Unión por la Patria. Mientras tantos, renunciaron funcionarios de su gabinete, entre ellos su hermano. Misterios sobre las causas reales de esta última dimisión. 

En Hurlingham, Juan Zabaleta irá con el acompañamiento de todos los sectores de Unión por la Patria a un interna con La Cámpora. En un gesto a Massa puso en la lista como primer candidato a concejal a Fabrizio Acuña. Se trata de una puja testigo. Allí, la agrupación liderada por Máximo Kirchner quedó en soledad para pelear por la definición del poder local que explotó cuando “JuanchI” decidió volver al distrito tras su paso por el ministerio de Desarrollo Social. 

Para los alcaldes, ahora es tiempo de reforzar la fórmula presidencial, saben que, de su devenir, también está atado parte de sus chances electorales. Para ellos Sergio Massa es garantía de que su campaña no pasará, bajo ningún concepto, inadvertida. 

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