Por Sebastián Dumont – Periodista
En la opinión pública donde los medios de la Capital Federal tienen mayor injerencia, si alguien se define como “de derecha” encuentra un juzgamiento distinto si se define como alguien de “izquierda” o “progre”. Las razones de está lógica son diversas y requerirían de una nota en sí mismo. Pronunciar palabras como “orden”, “represión” o tan sólo estar en contra de la ideología de genero suelen provocar más rechazo que si alguien dice querer hacer la revolución del proletariado, o criticar al imperialismo. Así se ha establecido, al menos hasta ahora. En el mundo, y particularmente en la Argentina, las cosas han comenzado a dar un giro. Discursos de extrema derecha cosechan adhesiones y logran ganar elecciones. El caso más reciente es el de Georgia Meloni en Italia. El cansancio al resultado de los métodos de la política hasta aquí permiten el crecimiento de figuras sin reparos en gritar: “basta de zurdos”, “no al aborto”, entre otros conceptos asociados, algunos económicos, a la libertad.
El exponente más claro de eso en la Argentina de hoy es Javier Milei. Pero no es el único. Se percibe un cambio de época donde otros dirigentes se expresan de manera muy similar sin el temor de ser “masacrados”. El caso más reciente es el de Joaquín De La Torre, precandidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires en Juntos por el Cambio, ligado a Patricia Bullrich. El ex senador Miguel Pichetto es otro de ellos con su bandera contra el “pobrismo” o la condena al terrorismo pseudo mapuche en el sur.
De La Torre concitó la atención de los medios al salir a la palestra con una serie de tuits donde reivindica a Georgia Meloni luego de su triunfo en Italia y alienta el triunfo de Jair Bolsonaro en Brasil. Pero además, se convirtió en el guía de Eduardo Bolsonaro por el conurbano bonaerense cuando la semana pasada estuvo en el país a los fines de mostrar el “desastre que hizo el Kirchnerismo – en la mirada de Bolsonaro, los zurdos- en la Argentina”. El objetivo fue abrirle los ojos a los brasileños para que no repitan la historia. La recorrida por el Gran Buenos Aires fue en San Miguel. De allí que empezara a bromearse con el nacimiento del Grupo San Miguel como contra cara del Grupo de Puebla, integrado por Lula y Alberto Fernández, entre otros.
¿Joaquín De La Torre se expresa así por qué lee el clima de época y busca cosechar réditos electorales? En parte sí. Los políticos siempre dirigen sus acciones con el objetivo de ser aceptados electoralmente. Pero no necesariamente esa sea la única meta. En el caso puntual del ex intendente de San Miguel se encuentra en el momento de su vida política donde más cómodo se sienta en virtud de sus orígenes sociales y militantes. Si el análisis sobre su comportamiento actual se cierne solo a los espacios en donde incursionó desde que logró la intendencia en la boleta del Frente para la Victoria allá por el 2007 se puede caer en un error. Desde que se asentó como jefe comunal antes de ser ministro y ahora pre candidato a gobernador, De La Torre en su territorio, que aún conduce, avanzó en una dirección muy clara, estrechamente ligada a los pensamiento que ahora amplifica a nivel nacional.
En el año 2018, San Miguel se declaró como municipio en contra del aborto. La diferencia entre gobierno municipal o municipio no es menor. El mensaje fue claro: el distrito se convirtió en un territorio hostil a la ideología de género o los pañuelos verdes. Más cerca en el tiempo, este año, el Concejo Deliberante decidió prohibir todos los sitios donde se vendan productos derivados de la marihuana y el cannabis. Una de las políticas más relevantes que puso en marcha la comuna está vinculada a la protección de la primera infancia. Allí el abanderado es Pablo De La Torre, uno de los hermanos de Joaquín. Y hasta en cada uno de las fechas propias, como las fiestas patronales, los espectáculos musicales son prolijamente elegidos para dejar clara una linea nacional y sobre todo autóctona. Nunca desde el Estado local se imaginará un recital de L-Gante, ejemplo antojadizo para que se entienda la descripción.
La decisión de establecer ejes identitarios muy marcados tiene una derivación política importante. El más notorio de los resultados se dio en la última elección donde se terminó de perfilar un vecinalismo dentro de una de las coaliciones que dominan el tablero de la política Argentina. Esa impronta hizo que el oficialismo local decidiera acompañar la candidatura de Facundo Manes en la interna bonaerense de Juntos, donde el facultativo logró en San Miguel, el único triunfo en el conurbano bonaerense. Es decir, aquí se dio algo inverso a lo que suele generarse electoralmente en el Gran Buenos Aires. La decisión local, empujó a la lista nacional y provincial. Ya hubo otros indicios cuando el gobierno municipal acompañó otras expresiones y terminó obteniendo más votos que sus referentes nacionales. Hoy es Patricia Bullrich quien más identifica el pensamiento de Joaquín De La Torre, cercano como nunca a Mauricio Macri.
Es un caso particular el de San Miguel desde que se creó como municipio en 1995. Luego de dos años de intendencia del fallecido José De Luca, asumió la comuna Aldo Rico. El solo hecho de la llegada del veterano de Malvinas carapintada asoció inmediatamente a la comuna como un sitio de derecha y seguro. Sin embargo, no quizo o no se animó a ir tan a fondo como De La Torre. Es más, Aldo Rico negoció con el Kirchnerismo ser parte cuando asomaban las elecciones de 2007 y el intendente era Oscar Zilocchi, ladero del “Ñato”. El ingreso al mundo K lo proporcionada, entre otros, el ex montonero Carlos Kunkel. Era tan culposo por aquellos tiempos definirse como militar y de derecha que Zilocchi hizo todo lo posible para que Santiago Cúneo – el mismo que hoy sus videos son virales por sus diatribas contra políticos en general – no llegara a declarar a San Miguel como “La Capital Nacional de la Derecha” con un acto, frustrado, donde Cúneo había convocado, entre otros, a Cecilia Pando, Emilio Morellos o el “Indio” Castillo. La historia se empeña en proyectar al distrito, donde está Campo de Mayo, como una referencia de esta ideología. Quizá ahora sin la mochila de antes.
El ejemplo territorial descripto ayuda a comprender los nuevos tiempos que se viven y que no atan ningún escenario con claridad. El alambrado de un distrito requiere de otras complejidades. Hay números que asombran. Si bien el escenario está polarizado entre Cristina Kirchner y Mauricio Macri, asoman con fuerza alternativas disruptivas. En una reciente encuesta de la consultora Fixer en La Matanza, arroja que la dirigente con mejor imagen del oficialismo fue Cristina Fernández de Kirchner, quien obtuvo 48% de imagen positiva y 43% de negativa (+5%); seguida por Sergio Massa, con 28% de positiva y 40% de negativa (-11%); y Máximo Kirchner, con 26% de positiva y 48% de negativa (-21%).
En tanto, en la oposición los mejor posicionados fueron Javier Milei, con 25% de imagen positiva y 44% de imagen negativa (neto -18%); y Horacio Rodríguez Larreta, con 25% de positiva y 47% de negativa (neto -21%). En tercer lugar se posicionó Patricia Bullrich, con 22% de positiva y 54% de negativa (neto -32%).
Entre los dirigentes provinciales y locales, el referente de la oposición mejor posicionado fue Diego Santilli, con 24% de imagen positiva y 34% de imagen negativa (neto -11%); El dirigente provincial del oficialismo mejor posicionado fue Axel Kicillof, con 38% de imagen positiva y 42% de imagen negativa (neto -4%); seguido por Fernando Espinoza, con 26% de positiva y 55% de negativa (neto -29%).
La Matanza es un distrito que concentra el mayor simbolismo de lo que puede ser el resultado global de la provincia de Buenos Aires. La foto es de ahora. A un año de las elecciones. El camino es largo. Y cabe preguntarse si el ordenamiento electoral tiene alguna chance de surgir a partir de quienes tienen posturas extremas de un lado o del otro. Y dejar atrás la actual composición de las coaliciones.