Por Sebastián Dumont – Periodista
Las respuestas que se esperan con ansiedad en el mundo de la política no estarán respondidas en las próximas horas. Habrá que esperar, al menos, hasta la semana que viene. El plazo de cierre para la presentación de las candidaturas es el 24 de junio, donde se irá de lo macro a lo micro. Se asiste a la semana de mayor nerviosismo en el sistema y, al mismo tiempo, en el más alejado de los intereses de la mayoría. Las miradas apuntan ahora a la definición del oficialismo con la consumación del final del Frente de Todos – ahora será Unión por la Patria, mientras que las dudas persisten también en los dos sectores más importantes de la oposición. ¿Cuál es la opción que circula para llegar a una lista de unidad en el espacio gobernante? Caído Guillermo Britos como el candidato de Javier Milei en la provincia de Buenos Aires, ¿Se desinfla el voto libertario? La incertidumbre al palo reina en los diversos campamentos.
Desde la semana pasada, circula en diversas mesas políticas un borrador con las posibles fórmulas para competir en nombre del gobierno. La misma sería con Sergio Massa y Claudia Ledesma como binomio presidencial, Axel Kicillof y Victoria Tolosa Paz en la provincia de Buenos Aires, y Eduardo “Wado” De Pedro senador. Implicaría una síntesis que debiera albergar a Daniel Scioli y un declive de su candidatura. En el caso de Máximo Kirchner, su nombre estaría en la boleta de diputados, para renovar su banca. O de gobernador. Son especulaciones y no deberían ser tomadas como algo más que eso. En la mirada de un camporista, es imposible que La Cámpora quede afuera de cualquier discusión ejecutiva. Lo que sobran son alquimias por estas horas.
Hay presiones por donde se las busque. La que intenta bajar a Daniel Scioli como candidato presidencial se aceleró de una manera furiosa en la tarde el martes pasado cuando trascendió que el partido PARTE sería dejado de lado – finalmente firmó su integración al nuevo frente nacional -. Lo que era lo mismo que decir excluir a Alberto Fernández. Fue su creación y lo mantuvo para recolectar dirigentes con la expectativa del lanzamiento, nunca concretado, del “albertismo”. Desde ese instrumento comenzó a recorrer las provincias y, sobre todo el conurbano, el Embajador en Brasil. En un plenario con dirigentes de la primera sección electoral se mostró rodeado de portadores de fichas de afiliación del instrumento partidario ligado al presidente. A esta altura es un sinsentido negar que detrás de la postulación de Scioli está Fernández.
En la propia definición de un barón del conurbano, cada cierre electoral, a medida que pasan los años, la capacidad de sorpresa aumenta. La incertidumbre y la ansiedad ganan la parada. Pero como está vez, pocas, reconocen en el peronismo bonaerense. Todas las miradas apuntan a Cristina Kirchner. Y hasta hay quienes creen que aún todavía hay margen para que sorprenda con su propia candidatura. Viejo vicio de la política que ya se ha trasladado a otros ámbitos de la vida cotidiana. Relativizar las palabras y las gestualidad previas. Acaba de suceder ahora con Messi, quien luego de decir que no jugará el mundial próximo, ya se hacen especulaciones sobre si esa idea puede cambiar. Con Cristina Kirchner pasa lo mismo.
Luego de mantener reuniones en el senado durante martes y miércoles, Cristina Kirchner estirará el misterio e iría a Santa Cruz durante el fin de semana. Los frentes quedaran anotados pero será sólo un esbozo del final de la película. Si hay o no PASO se sabrá la semana que viene. La fecha del 20 de junio asoma como simbólica.
“Desde el 2011, cuando Cristina Kirchner tomó la lapicera, las cosas siempre fueron iguales. Hay una características central del kirchnerismo, y es la desconfianza, por eso se hace poco creíble que cedan el control de las candidaturas si ella observa que hay alguna posibilidad de ganar, sobre todo en la provincia de Buenos Aires”, sostiene un analista experimentado que ha trabajado para muchas campañas y conoce al dedillo la manera en que definen sus cosas el cristinismo.
Es aquí donde radican dos incógnitas clave que van anudadas una con la otra. Si Cristina Kirchner cree que aún tiene alguna chance de ganar la elección nacional y como consecuencia de eso, puede retener la provincia de Buenos Aires. O si, por el contrario, al ver que la elección nacional está perdida y sin chances, atar la estrategia sólo a sostener Buenos Aires. Parecen similares pero no lo son. Incluso, la que se imponga hasta podría modificar el calendario electoral. Recordar que aún Axel Kicillof no definió la fecha en la que se votará. La mirada es, agosto y octubre.
Entre quienes pasaron por el congreso en las últimas horas estuvo Juan Grabois. Su presencia allí no es menor. Estuvo con Cristina Kirchner luego de haberle contado a una persona de su estrecha confianza que buscaban contenerlo porque el ministro de economía, al que él rechaza – sería postulante. Más tarde, su partido Patria Grande firmó su adhesión al frente. ¿Lo convencieron de quedarse porque Massa no será candidato? Misterios.
La ansiedad aumenta con el transcurso de las horas. Lo mismo pasa en Juntos por el Cambio, que mantendrá su nombre para las elecciones. Finalmente, Juan Schiaretti no estará en la alianza lo que presupone un triunfo de Patricia Bullrich y, sobre todo, de Mauricio Macri. En este espacio la interna presidencial derrama tensiones en la provincia de Buenos Aires y en los municipios. A esta altura, las primarias asoman como inevitables en todas las categorías. Salvo en ciertos municipios donde intendentes podrían llevar ambas boletas. Serán excepciones.
La negociaciones con el radicalismo serán trascendentes. De su final dependen la conformación de las fórmulas. A esta altura, es posible que Néstor Grindetti lleve de compañero a Joaquín De La Torre.
Los números que hoy manejan puertas adentro son muy favorables a Patricia Bullrich. Incluso, intendentes del peronismo que encuestan sus distritos lo ve con claridad cuando un año atrás no tenían duda que se impondría Horacio Rodriguez Larreta. Sobre esos números se para Massa para imponer su candidatura. Se auto percibe como el único que podría pelear por esos votos si el jefe de gobierno es eliminado en las PASO.
Mientras tanto, Javier Milei no pudo cerrar el candidato a gobernador que él quería. Luego de una reunión la semana pasada, la candidatura se enfrió y se termino de caer el lunes por la noche. ¿La razón? El intendente de Chivilcoy aduce que no le ofrecieron ni lo mínimo. “No le daban ni para que pueda poner sus candidatos en la cuarta sección electoral que es donde el hace política”, contaron en su entorno. Caía esta opción, se abre un interrogante aún más complejo para La Libertad Avanza y es como capturar el posible votante seducido por Javier Milei. Contenerlo y conducirlo. Hay un misterio que azota la política. La bronca y la apatía van de la mano. Sobre todo en los jóvenes. El día de la votación, ambas podrían potenciarse. ¿Qué significa?. Quienes están enojados con la política ese día sean apáticos para ir a votar. Por estas horas, la política ofrece su momento más propicio para seguir gestando una abstención histórica.