La dinámica política de Argentina transcurre a una velocidad inusitada. La reaparición de Cristina Kirchner el sábado pasado en el conurbano bonaerense ya es prehistoria. Ahora las miradas están puestas en el resultado de la aprobación de la ley de bases y el paquete fiscal en la Cámara de Diputados y sobre todo, en qué pasará cuando lo trate el senado. En el medio, la movilización de la CGT por el día del trabajador que sumó al gobernador Axel Kicillof e intendentes del Gran Buenos Aires, aunque no todos en la misma sintonía política. Siempre, lo importante está en los detalles, y hay que mirar algunos de ellos para comprender la lógica que se vive en la provincia de Buenos Aires donde La Libertad Avanza tiene la oportunidad de capturar las internas mismas del peronismo.
Javier Milei se siente cómodo con la aparición de Cristina Kirchner en la escena con mayor claridad. Luego de una semana compleja para el oficialismo tras la marcha en defensa de la universidad pública, la ex presidente ayudó a ordenar el tablero oficialismo/oposición. Y, para Milei, es la mejor oposición que pueda visualizar. Aún con ese panorama, entre los gestores políticos del oficialismo nacional empieza a crecer la idea de establecer puentes – algunos ya empezaron – con los jefes territoriales. La dicotomía Milei/Cristina puede ser funcional a ambos. E incluso, juntos podrían dirigir su mirilla hacia un mismo objetivo: Axel Kicillof.
En el caso de Cristina Kirchner, las razones de su reaparición pueden ser variadas. Una de ellas es, justamente, que ante el desorden de quienes están enfrente del gobierno, nadie asomaba con nitidez para sostener un núcleo duro que nunca va a apoyar al libertario. También es una manera de buscar ordenar la propia interna de Unión por la Patria, explotada como consecuencia de la derrota y las ambiciones lógicas de quienes quieren llevar adelante una renovación del peronismo.
El Kirchnerismo se ha reducido desde hace muchos años a un fenómeno sólo bonaerense. Es en esa geografía donde asienta su representación y por eso las internas que allí se viven se tornan importantes para medir su capacidad de daño. Ya se produjeron varias reuniones para evaluar los pasos a seguir a los fines de evaluar la continuidad y el poder de fuego para dañar al gobierno de Milei.
Entonado por las negociaciones políticas, en el gobierno de Javier Milei ya han empezado a mirar la manera de penetrar en las estructuras territoriales bonaerenses. El primer atisbo para eso fue adelantado aquí hace un mes atrás cuando se narró la maniobra de Karina Milei, vía “Lule” Menem para comenzar a nombrar a los jefes de las oficinas de Anses y Pami en todos los distritos. (Ver https://sebastiandumont.com.ar/anses-y-pami-tentaciones-de-casta/)
Como mano derecha de Karina Milei en el armado del partido nacional Eduardo “Lule” Menem, sobrino del ex senador nacional y con amplia trayectoria legislativa, es él quien está detrás de darle contenido político a esos nombramientos en las delegaciones de Anses y Pami. Para, desde allí, desplegar poder territorial ante la falta de intendentes y gobernadores propios. De alguna manera, los Milei buscan emular la experiencia de La Cámpora cuando logró desde esos organismos proyectar candidatos y quedarse con municipios o bancas legislativas.
Ya hay oficinas que han cambiado su titular. En ciertos casos para ser ocupadas por dirigentes puros de la Libertad Avanza o muy cercanos que fueron cedidos a los referentes locales como retribución a su apoyo en la campaña. Pero también hay negociaciones con los intendentes para esos nombramientos. E incluso para reabrir oficinas que se habían cerrado en otros momentos.
Existe una pregunta recurrente entre experimentados operadores políticos que ahora se acercan al gobierno de Javier Milei. La naturaleza del cuestionamiento es qué clase de vínculo tejer con los intendentes del conurbano. No son muchas las opciones. Una es armar con referentes propios a la espera que la economía rebote y los efectos de las buenas noticias solidifiquen un espacio que les permita competir con chances reales de desplazar a históricos y arraigados jefes. La otra es establecer líneas de acción conjunta, paralelas, pero sin mezclarse.
En otras palabras, no meterse en las apetencias locales, pero sí tejer acuerdos para gobernabilidad e incluso para limar, desde adentro, a quienes puedan asomar en el horizonte como posibles rivales de Javier Milei en el futuro. Hay una zanahoria que a los alcaldes les gusta y mucho: su propia continuidad, hoy limitada por la ley de reelecciones. Ya fue advertido aquí. Las negociaciones para encontrar un nuevo resquicio están en marcha. La potencia comunicacional del gobierno tiene la alternativa de ponerlo en agenda nacional o dejarlo pasar. No es menor esa actitud. Al menos hasta 2025, Javier Milei cuenta con más poder de daño en la agenda mediática que en la legislatura bonaerense para trabar o habilitar un tema espinoso.
La reelección indefinida es de lo más controversial. Pega de lleno en el discurso anti casta. Pero ya quedó demostrado que para la mirada del poder ejecutivo nacional hay vara muy diversas a la hora de medir que es casta y qué no lo es. Sobran los ejemplos.
En este clima, resulta trascendente lo que se vio el sábado sobre el estado del vínculo entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof. ¿Qué le endilga el núcleo duro de La Cámpora al gobernador? No queda demasiado claro aunque se puede presuponer. El sólo hecho de mostrar intentos de “componer una nueva canción” se toma como una maniobra de traición. Y se lo hacen sentir. Igualmente, será difícil que la sangre llegue al río donde en el horizonte está, una vez más, quién se quedará con la lapicera en 2025. ¿Y sí Cristina termina siendo candidata? Su amenaza velada es una jugada habitual que por serlo no garantiza los mismos resultados. La sola posibilidad de blandir la chance de encabezar una lista lleva a frenar intentos de emancipación, sobre todo en distritos donde, se presume, aún cosecha una interesante porción de apoyo. Eso dicen. Habría que corroborarlo.
El Presidente tomó nota y llegó a decir que le encantaría competir con Cristina Kirchner. A su juego lo han llamado. Nada mejor para transitar el trago amargo para una clase media que mostrarle el fantasma del pasado allí a la vuelta de la esquina. Igualmente, las reacciones como la marcha del martes pasado, muestran que aún en el fracaso de Milei, lo que viene es otra cosa. No lo que ya estuvo y tuvo su momento de fracasar.
En esta dinámica, Milei desaloja a Mauricio Macri también en eso. Lo que durante muchos años fue el clásico Cristina Kirchner vs Macri. Ahora es Milei/ Cristina.