Por Sebastián Dumont
La primera variable que deberá sortear Sergio Massa luego de asumir como “super” Ministro de Economía, Producción y Agricultura no es el dólar, ni la inflación, tampoco la emisión monetaria. Será alinear las expectativas que generó su desembarco en el gabinete nacional con las concreciones. Es el mayor riesgo, por encima del riesgo país que elabora la JP Morgan. La impronta que se le conoce a Massa lo llevará a imprimirle a la gestión una acción de la que hasta ahora careció el gobierno de Alberto Fernández, por la máxima responsabilidad del mismo presidente y sus disputas internas. Ahora, la velocidad del flamante ministro será un desafío para él y, para toda la coalición que, como tal, nunca terminó de funcionar. Es otro gobierno. Se verá de qué características. En un sistema parlamentario, hoy se estaría hablando de la jura del nuevo primer ministro. El “efecto” Massa implica, además, regenerar la posibilidad del objetivo básico del kirchnerismo en términos electorales: conservar la provincia de Buenos Aires.
Sergio Massa comenzó a tejer su vínculo con Máximo Kirchner apenas despuntaba el 2016 y Macri lo acababa de presentar en la Cumbre de Davos como un futuro presidente de la Argentina. El acercamiento a los K, a los cuales les hizo morder el polvo en 2013, fue directamente proporcional al distanciamiento de Macri. El argumento formal es no haber aceptado el pedido del ex presidente para incluir a familiares en el blanqueo que lanzó su gobierno. Fue la ruptura. De allí, hasta su jura, Massa se encargó de tejer y solidificar su relación con el hijo de la vicepresidente que, para muchos, va más allá de lo político exclusivamente.
Conocedor como pocos del significado de la “política fotogénica”, Massa entendió la reunión con Cristina Kirchner y su difusión en las horas previas a su desembarco como el respaldo de la “Jefa”. Aunque el tigrense nunca la sintió como tal. Es, ahora, la reformulación de los intereses mutuos. En el rumbo en que se dirigía el gobierno, no había 2023. Para nadie del Frente de Todos. El tiempo para separarse y no pagar los costos, se agotaba. El único que parecía no darse cuenta era Alberto Fernández. Se ilusionó hasta el final con su reelección.
En aquel fin de semana que derivó en la llegada de Silvina Batakis al ministro de Economía, en las cercanías de Massa entendían que una posibilidad, luego de las idas y vueltas, era diferenciarse del gobierno y hablarle a los no polarizados. Es decir, reflotar la ancha avenida del medio. Ahora, eso Massa tendrá que reconquistarlo desde adentro. El que supo ser su electorado, es el más castigado hasta ahora. Si a ellos logra evitarles una debacle mayor, habrá recuperado parte del apoyo que supo tener.
“Massa es el más capacitado, pero las condiciones políticas que generaron esta situación van a persistir. Tendrá que hacer lo que no hizo Alberto (Fernández). Primero, mostrar audacia y rigor en las medidas y, si lo complican mucho, irse”, sostiene un dirigente bonaerense que lo conoce mucho. Y agrega una mirada interesante: “Incluso puede ensayar un acuerdo político, y queda como en el 2013 el como el único que la enfrentó a Cristina. No es poca cosa. El camino para el 2023 no será fácil porque es difícil reconquistar el electorado rápidamente”.
En el entorno actual, sostienen que Massa es más optimista que, muchos de los que lo rodean y comparten horas con él. “Una cosa es estabilizar la economía y anclar las expectativas, donde le tengo mucha fe. Y otra va ser encarar las reformas de fondo. Es políticamente más complejo”, expresó a este medio una de esas personas cercanas desde hace mucho tiempo.
Hay un caso en Brasil que lo entusiasma con emular. Desde sus tiempos de militancia en la UCEDE, el partido que cautivó a muchos jóvenes en los finales de la década del 80 y principios de los 90, Massa sueña con ser Presidente de la Nación. Ahora, siente que puede estar más cerca que nunca, si las cosas le salen bien, claro.
En una reciente charla con la prestigiosa periodista Eleonora Gosman, corresponsal desde hace mucho años en Brasil, se abordó el tema.
“Fernando Enrique Cardozo, primero en su momento fue Ministro de Economía de Brasil y lo termina catapultando después a la presidencia del país, ¿Cómo fue brevemente ese recorrido?
– “Lo entrevisté cuando todavía era ministro de economía y se estaba preparando para la elección. Fernando Enrique también es un fuera de serie, en Brasil, él fue un gran presidente, hizo un plan exitoso porque también duró con Lula y de hecho, precisamente fue el hombre que combatió la inflación. Brasil tenía una inflación del estilo de la Argentina. Hicieron el plan Real, que pusieron 1 real igual a 1 dólar, pero no lo pusieron como cambio fijo, que fue lo que permitió que luego se devaluara el real sin tener el proceso que tuvo la Argentina con Cavallo, que era 1 dólar, 1 peso que para hacer ese cambio era muy difícil, bueno pasó lo que pasó. Bien, él no hizo eso, fue muy inteligente, entonces eso permitió la racionalidad económica, si quieres llamarlo de esa manera, cómo se manejó el tema del superávit fiscal, cómo se manejó el tema del tipo de cambio, permitió, primero combatir la inflación, tanto que hoy hay inflación desmesurada del 12% anual, vas a comprar leche y lo notas, en la carne también, entonces todo el mundo protesta y no solo todo el mundo en los niveles más pobres, sino también en la clase media.
Es decir ese éxito como ministro de economía, definitivamente lo catapultó para que él sea presidente”.
Sergio Massa tiene en mente ese ejemplo. Luego podrán discutirse otras similitudes y múltiples diferencias.
La provincia de Buenos Aires, clave.
El jefe de Gabinete de la provincia de Buenos Aires, Martín Insaurralde fue quien motorizó el operativo clamor de los intendentes en las horas previas a la confirmación de la llegada de Massa al ministerio. Es lógico. Los jefes comunales empezaron a ver que, el electorado de Cristina Kirchner empezó a ser perforado por la crisis económica. De no haber un cambio rápido de expectativas, sus distritos pueden correr riesgo.
En una reunión muy hermética en un distrito de la zona sur del Gran Buenos Aires, sin celulares a la vista, la consigna fue muy clara. De ahora en más, vamos a reforzar todo nuestro accionar en el distrito. Es el principal objetivo. Algo similar se analizó en las oficinas de un jefe comunal de la zona norte que ahora ocupa un cargo nacional. Allí evaluaron que, si la diferencia a favor de Juntos por el Cambio trepara a 15 puntos en la Nación, sería muy difícil sostener el distrito. La mayoría de los alcaldes que se fueron a cargos nacionales y provinciales preparan su retorno para diciembre o marzo, en principio.
Por ahora, los planes no se alteraron. Así como el superministro es la última bala del Frente de Todos para evitar el hundimiento, en el conurbano se aferran a que, el “efecto Massa” les alcance para, al menos, sostener sus distritos. Lo que venga después será otra historia. Al fin y al cabo, ellos son especialistas en el arte de permanecer.
