Por Sebastián Dumont – Periodista
Axel Kicillof mira con mucho detenimiento los números que le acercan sobre el comportamiento electoral en la provincia de Buenos Aires. Por ahora, lo que recibe son algo más alentadores que en el resto del país, pero no demasiado. Es por eso que se entiende la palmada en las espalda que le hizo hace 15 días a los intendentes en una reunión realizada en La Plata. En la misma sostuvo que en la mayoría de los casos son los jefes comunales los que tienen mejor imagen que los candidatos nacionales e incluso él mismo. A diferencia de Sergio Massa, al mandatario provincial le alcanzaría con sólo un voto de diferencia para obtener su reelección el domingo 22 de octubre. Por lo que requiere que los alcaldes no hagan lo que, llegado el caso van a hacer se lo pidan o no: cortar las boletas. Aquello que hace mucho años desde estas mismas lineas bautizamos el “voto delivery”.
Aún a contramano de lo que es su esencia, Axel Kicillof fue valorizando el rol de los intendentes a medida de sus necesidades. Como casi todo. Desde las primeras reuniones pos triunfo en 2019 cuando les dijo en la cara que no los necesitó para ganar y mucho menos para gobernar a este presente. En el medio, las elecciones del 2021 con derrota incluida que lo obligó a cederles espacio en su gabinete por pedido de Cristina Kirchner según trascendió en ese momento. El avance de Máximo Kirchner junto a Martín Insaurralde y Sergio Massa para la segunda etapa de la administración generó tantas rencillas que, al día de hoy, siguen vigentes. En privado, Axel y Máximo evitan saludarse. De esta tensión fueron hubo testigos varios que compartieron actos recientes con ambos en el conurbano bonaerense.
Además, el gobernador armó un ministerio paralelo de gobierno y puso allí a su mano derecha de siempre, Carlos “Carli” Bianco cuando este fue desplazado por Martín Insaurralde. Y asentó su construcción con el apoyo, sobre todo, de los intendentes que están más lejos del tándem La Cámpora – Lomas de Zamora. Hasta último momento resistió los embates para correrlo de la provincia e, incluso, para cambiarle la fórmula que comparte con la matancera Veronica Magario. En el distrito más grande de la provincia se libra una de las batallas más interesantes de la primaria del 13 de agosto. Al igual que en Hurlingham, Tigre y San Isidro por mencionar algunos casos.
Entre los intendentes del Gran Buenos Aires circulan muchas encuestas, además de la que ellos mandan a elaborar. Se encuentran con el mismo panorama descripto por Axel Kicillof. Las imágenes de sus gestiones son mejores que las del Gobernador y sobre todo el Presidente. Pero ahora le suman la del ministro de Economía Sergio Massa porque es el candidato a presidente por el cuál tienen que hacer campaña. Claro que siempre hay alguna excepción que confirma la regla.
La explicación para que esto suceda es múltiple. La cercanía tiene mucho que ver, la posibilidad de tomar contacto diario y resolver temas del aquí y ahora es clave. Pero además, hay un punto donde a ellos no le toca de manera directa en la responsabilidad y es el más fuerte hoy en las preocupaciones de los votantes: la inflación. Sí, en cambio, son vistos como responsables de la seguridad de sus distritos. El argumento de otrora cuando hay un episodio delictivo grave de decir que de ellos no depende la seguridad sino de la provincia, ya no conforma a nadie. Explicado porque en el medio se encargaron de desarrollar sistemas locales y exaltar los logros cuando estos suceden. La inflación (30,8%) ocupa el primer lugar como el tema de mayor preocupación entre los bonaerenses según un trabajo de la consultora Inteligencia Analítica que no suele publicarlos pero que circulan entre las mesas de la política. Si se le suman otros ítems vinculados a la economía como el desempleo, el precio del dólar, las tarifas y la pobreza, la cifra asciende al 51,5%. Una clara mochila para hacer campaña defendiendo una gestión del gobierno nacional que es mirada con el 64,4% de rechazo sobre la economía. La inseguridad ocupa el tercer lugar con el 14,6% detrás de la corrupción con el 24,8%. Un nivel extremadamente algo para este ítem que golpea más al oficialismo.
Los primeros spot que aparecieron en las redes sociales se los pueden ver a los intendentes solos sin referentes nacionales y provinciales. Es una clara señal de la municipalización de las campañas.
De estos números, a grandes rasgos, se desprende el por qué los intendentes de Unión por la Patria necesitan municipalizar sus campañas. Caso contrario a quienes desde las comunas pueden usar las críticas al gobierno nacional para reforzar sus posibilidades de continuidad. De hecho, cuando se hace un “mapeo” del Gran Buenos Aires la posibilidad que intendentes de Juntos por el Cambio pierdan sus comunas se radica en las internas locales con los candidatos que Patricia Bullrich o viceversa. Pero no cuando sea el momento de la elección general.
Sin embargo, hay un dato muy importante en ese mismo trabajo mencionado. Cuando se midieron las boletas completas con los candidatos a presidente y gobernador de todas las fuerzas, Unión por la Patria le saca dos puntos de ventaja a Juntos por el Cambio. Es decir, de mantenerse esa tendencia, Axel Kicillof sería reelecto.
Tal como viene sucediendo en las últimas elecciones argentinas, es más fuerte la opción que la elección por un candidato. Todos los postulantes, sin excepción, tiene imagen negativa por encima del 50 por ciento. Y en algunos casos, como el Presidente Alberto Fernández, supera el 70 por ciento.
Sergio Massa ha decidido polarizar con Patricia Bullrich porque en todos los escenarios evaluados al día de hoy la ex ministra de seguridad gana la interna de Juntos por el Cambio. Aún en la provincia de Buenos Aires, donde el candidato a gobernador de Horacio Rodriguez Larreta, Diego Santilli tiene más intención de voto que Néstor Grindetti, quien aún es de los que mayor nivel de desconocimiento posee. En muchos casos, es una ventaja porque ata su suerte a la de Bullrich, salvo en Lanús o la tercera sección electoral que es donde ha gobernado y su área de influencia. Además de ser el presidente de Independiente.
Aún continúa como una incógnita la performance final de Javier Milei y sus candidatos bonaerense. Tras el turbulento cierre de listas un grupo de 120 candidatos han salido a afirmar que nunca se les pidió plata para que puedan postularse como se adelantó en este mismo medio la semana pasada. Pero sí que tienen que bancarse la campaña por ellos mismos. Si algo logro el libertario es poner en la mesa el debate sobre el financiamiento de la política y la utilización de los recursos de los Estados. Con este tema sucede lo que con muchos en la Argentina. Está ahí y se naturaliza, hasta que un hecho disruptivo lo vuelve a poner en escena. En parte, esa lógica es la que ayuda a explicar el bajo nivel que ocupa la inseguridad como tema central entre los bonaerenses. La sensación de una solución definitiva lejana y la conciencia que la naturaliza, hasta que sucede un episodio violento.
Con la inflación podría pasar algo similar. Hoy es el tema acuciante pero no parece serlo tan profundamente como para explicar los sondeos previos. Si los argentinos no se hubieran acostumbrado a vivir con estos niveles de aumento de precios sería imposible explicar que Sergio Massa tenga enormes chances de ser Presidente. Por qué es así. Tiene muchas chances. Es un problema de asociar responsabilidades. ¿Hasta qué punto la mayoría identifica a Massa como el responsable de la inflación actual? Es una pregunta muy interesante que aún no tiene respuesta. Agosto primero, y Octubre después nos permitirá tener una validación más clara de esta teoría.
Mientras tanto, en los territorios la pelea es por la permanencia. Aquí también hay una percepción de cierta quietud en las posibles relevancias. En el Gran Buenos Aires asoma la tendencia que se ve en la mayoría de las provincias, el triunfo de los gobiernos locales. Salvo en aquellos, como en San Juan, donde haber forzado al límite la demostración de abuso de poder, le jugó en contra. En el conurbano hay un par de ejemplos que podrían seguir esos pasos.