El hombre y sus circunstancias. En este caso sería la mujer y sus circunstancias. Siempre hay tiempo para volver a la casa de los padres. Para el peronismo, ese refugio institucional es el Partido Justicialista. El instrumento electoral del movimiento, tal como lo definió el mismísimo Juan Perón, es hoy la colina a conquistar como mojón ¿necesario? para buscar un orden en la conducción de un sector político atomizado que aún no logra salir del aturdimiento que provocó la irrupción de Javier Milei en la escena política nacional. Allí va Cristina Kirchner. En la búsqueda de presidir lo que ella misma, como tantos otros, denostaron varias veces. Eran otros momentos. Mientras tanto, los escarceos ponen sobre la superficie la pelea de fondo entre la mentora y el elegido. Entre Cristina y Axel Kicillof. En definitiva, su discusión profunda no es por el sello, sino por quien encarna con claridad y se queda con el cetro de ser escogido por el gobierno como el principal referente de la oposición. Y ambos miran el mismo sitio para el 2027: la presidencia de la Nación.
Entusiasmado por los resultados económicos de la última semana, Javier Milei juega con subir o bajar a uno o el otro del cetro referencial de ser la contracara del modelo libertario. Lo acaba de hacer otra vez cuando en un posteo de X al referirse al último fallo de la justicia británica sobre la manipulación del cupón PBI, el Presidente sostuvo que “el daño que Cristina Kirchner y Axel Kicillof le han hecho la bolsillo de los argentinos es de 41.000 millones de dólares”. Milei une lo que se desune en internas palaciegas.
A las puertas del 17 de octubre, el día fundacional del peronismo, el gobernador de la Provincia de Buenos Aires reunió a sus más cercanos para lo que será el acto en Berisso bajo el lema “la lealtad es con el pueblo, la patria no se vende”. Mientras tanto, arreciaron las versiones cruzadas sobre una reunión clave con Cristina Kirchner que habría durado tres horas. Es posible que la sangre no llegue al río. Y que cuando se cierre el plazo para la inscripción de las candidaturas a la titularidad del PJ nacional se conforme una lista de unidad que, arroje hacia adelante, las diferencias internas que afloraron por cuestiones tan lógicas como las ambiciones. El Gobernador de La Rioja, quien se anotó primero en la carrera partidaria, se reunirá con CFK en las próximas horas.
Esta pulseada, impensada en otros tiempos, puso blanco sobre negro que las rupturas políticas por lo general están alejadas de los postulados ideológicos y se vinculan más con las apetencias personales. Lógicas por cierto. Los mayores impulsores del destete de Kicillof de Cristina Kirchner son Andrés “Cuervo” Larroque y el intendente de Avellaneda Jorge Ferraresi. En ambos casos, sus facturas a Cristina Kirchner, en realidad son por el dejar hacer a La Cámpora que motoriza Máximo Kirchner. Al hijo presidencial le cuesta mucho dejar de ser el jefe de la agrupación para llevar adelante el cargo que ostenta y es la titularidad del PJ bonaerense.
En el caso de Ferraresi, pasó de ser vicepresidente del Instituto Patria y aportante clave para el financiamiento de la oficina de Cristina Kirchner, a querer arrasar con todo vestigio camporista. ¿Por qué? Las razones hay que buscarlas en el pago chico. A su mujer, Magdalena Sierra la corrieron de la lista de legisladores provinciales para ubicar a un hombre de Máximo Kirchner, Emanuel Gonzalez Santalla. Casos como este son los que han ido dinamitando un vínculo con los jefes territoriales que se han sentido faltos de respeto por parte de los jóvenes ya no tan jóvenes.
Para suturar heridas de esas características y lograr un apoyo más amplio, Cristina Kirchner apeló a un peronista clásico del conurbano bonaerense: Gustavo Menéndez. El intendente de Merlo trajinó todos los teléfonos de los intendentes peronistas y dirigentes importantes a los fines de acercar posiciones con Cristina Kirchner. Se encontró con varias respuestas. La tarea del “Tano” se asemeja a la que desarrolló cuando presidió el PJ bonaerense en tiempos del gobierno de Macri: lograr la unidad más amplia posible. Sin ella, hubiera sido imposible pensar en el regreso al poder en 2019. Menéndez es un convencido de que “Sin Cristina no puede haber lealtad al pueblo”.
Uno de los logros públicos de Menendez, por ejemplo, fue volver a sentar frente a frente a Cristina Kirchner y Aníbal Fernández. Y otras gestiones que no alumbraron ante el flash de las fotografías con las que la política habla. En el horizonte de estas acciones de la ex presidente asoma un objetivo que encuentra un espejo en Brasil. Cerca de Cristina Kirchner creen que hay un camino para repetir, salvando las diferencias lógicas, el caso de la puja polarizada entre Lula y Bolsonaro que depositó al líder del PT en el palacio del Planalto una vez más. Por ahora, sólo especulaciones que deberían encontrar un mayor anclaje en la realidad palpable. La primera conclusión expuesta a la luz es que esta vez a Cristina Kirchner le ha costado mucho más ordenar a todos detrás de su voluntad política. La resistencia, expresada en el silencio ruidoso de muchos, es un señal que no debería desatender.
Este escenario que se da con mayor preponderancia en la provincia de Buenos Aires es el único del calendario electoral del 2025 y ocurre lejos, como siempre, de las preocupaciones acuciantes de una sociedad que ya empezó, según encuestas recientes, a responsabilizar de lo bueno y lo malo al gobierno de Milei. De hecho, cuando se consulta quien es el responsable de este momento, la ecuación cambió. Hasta el mes pasado, se le adjudicaba al gobierno de Alberto Fernández, ahora al de Milei.
La distancia que han mostrado varios intendentes del conurbano para no pronunciarse ni a favor ni en contra de Cristina Kirchner presidente del PJ anida en un dato que se consolida mes a mes en los trabajos de opinión que reciben. A algunos de ellos se los acerca el propio gobierno nacional, quizá con la intención de entusiasmarlos para encarar la construcción de un espacio político por fuera del kirchnerismo. Y el dato es el siguiente: en la provincia de Buenos Aires preguntaron ¿Si las elecciones legislativas fueran el próximo domingo, a qué espacio votarías? El 32% dijo que lo haría por la Libertad Avanza, el 29,4% por el peronismo y el 15,1% por el kirchnerismo, mientras que el 7,5% por el PRO. Otro dato relevante de la geografía bonaerense lo marca la respuesta a la consulta sobre qué espacio político es el que más lo identifica. Entre los que respondieron con el peronismo, cuando se les consulta identificar con cuáles de los sectores del peronismo, el 42% respondió “peronismo” a secas, el 35,4% con el kirchnerismo y el 22,6% con el Frente Renovador.
Estos datos son mirados con mucho detenimiento entre quienes están seguros que hay espacio para la construcción de un nuevo frente que incluya peronistas, radicales, sectores del Pro y a ¿Sergio Massa? Por ahora, habladurías. El ex ministro de economía quizá se observe a sí mismo como un líbero. Por ahora, retrasa su regreso a la escena pública solo tamizada con la participación en la marcha universitaria.
En el gobierno, también observan otro dato para ellos muy relevante porque ocurre nada más ni nada menos que en la provincia de Buenos Aires. Las opiniones sobre el ajuste económico están muy divididas. El 20% dice estar totalmente de acuerdo y el 17% de acuerdo. Mientras que el 22,8 está en total desacuerdo y el 18,1 no está de acuerdo porque genera muchos problemas económicos. De los consultados por este trabajo que guarda bajo siete llaves el gobierno, el 17,4% dijo estar de acuerdo, pero reconoce que genera muchos problemas económicos.
En tal sentido, para entender aún más estos movimientos es bueno, siempre, tener a mano fragmentos de la exquisita novela “El Mago del Kremlin”. Allí, surgen ciertas máximas para la construcción de lo que fue la candidatura de Vladimir Putin, pero que bien podrían aplicarse a la política argentina y, sobre todo, a Javier Milei. Una de ellas: “Lo que hay que crear es una nueva realidad. El asunto no es ganar unas elecciones, de lo que se trata es de construir un mundo”. El presidente Javier Milei está construyendo el mundo libertario aunque para ello utilice actores de la política tradicional, de otro mundo y se sirva de estructuras ya consolidadas. Y otra máxima del mismo libro que se aplica con perfección a la realidad de la construcción libertaria: “si a la gente no le interesa más la política, le ofrecemos una mitología”. Qué es sino las “fuerzas del cielo”. Es eso. La construcción de la mitología. El choque con la realidad podría llegar en cualquier momento. O no. Ya se verá.
