“Con Cristina (Kirchner) sola no alcanza pero sin ella es imposible”. La frase se cansó de repetirla Alberto Fernández desde que volvió a ser empoderado como el operador principal de la ex presidente en su necesidad de llevar adelante aquello. Sumar sectores políticos, económicos y empresariales que no confían en el cristinismo duro. Empezando por le propio PJ. Ahora, el paso es formal. De operador político, judicial y económico, Fernández se convierte en el candidato a presidente en una fórmula junto a Cristina. Empieza otra historia.
Tras el anuncio vía redes sociales, las lecturas que se hacen tienen multiplicidad de aristas. La primera de ellas vincula la decisión de Cristina Kirchner de ir a buscar más allá del tercio electoral duro que la respalda y votará en cualquier circunstancia. De los únicos – son pocos – en los que ella confía, Alberto Fernández es quien puede cumplir ese rol. Es decir, sentarse con sectores del peronismo no K, grupos de medios, empresarios y jueces. Lo sucedido la semana pasada con las idas y vueltas de la Corte lo volvieron a poner en el centro de las escena como aspecto clave.
Acierta Cristina Kirchner al mostrarse desprendida de los cargos y elegir a alguien que la criticó duramente y participó de armados políticos que erosionaron su caudal electoral. El ejemplo más reciente fue en 2017 cuando Fernández fue el armador de la candidatura de Florencio Randazzo que evitó el triunfo de Unidad Ciudadana en la provincia de Buenos Aires. Cristina Kirchner perdió con Esteban Bullrich. Pero no es menos cierto que la reconciliación le permitió a la senadora volver a tener un operador del que carecía tras la muerte de Néstor Kirchner hace casi 9 años.
Las primeras reacciones muestran a los mismos de la foto del martes pasado en la sede del PJ alineados con esta decisión exenta de consensos. Fue unilateral al estilo CFK. En eso no hay “leona herbívora”. Los últimos en verse con Alberto Fernández y Máximo Kirchner fueron los intendentes del Conurbano ayer en Lomas de Zamora. Nada se dijo allí de esta determinación que comenzó a gestarse el miércoles pasado. Este sábado abundaron los mensajes de disculpas y pedido para que se entienda la situación. Lo hizo el ex jefe de gabinete desde su domicilio en Puerto Madero y los receptores fueron los alcaldes, empezando por el titular del PJ Fernando Gray.
A ello hay que sumarle que dos pre candidatos presidenciales bajaron sus postulaciones, el apoyo del titular de la CGT Héctor Dáer, de gobernadores como Juan Manzur de Tucumán y la definición de Sergio Massa al expresar que con esta determinación Cristina Kirchner entendió que “la grieta es perjudicial”. ¿Qué encierra el mensaje de Massa?
El líder del Frente Renovador era la figura más buscada por Alberto Fernández para cerrar el círculo de la unidad. Lo imaginaba candidato a gobernador. La desconfianza mutua entre Cristina y Massa hacían de la faena un tanto complicada. Era necesaria una charla mano a mano. El propio tigrense sostenía hasta ayer que el estaba de acuerdo con un armado de unidad que contenga dos objetivos claros: ganarle a Macri y que CFK no sea la candidata. El último de ellos se está cumpliendo a medias. O más si se entiende a la Argentina como un país súper presidencialista. Ahora empieza otro juego.
La sorpresa del anuncio encierra matices judiciales por el inicio del juicio oral el martes. Pero también altera la conducta histórica de Cristina Kirchner. Nunca movió sus fichas con tanta antelación al cierre de los plazos para la presentación de listas. Ello abre camino a una nueva especulación. Hay más de un mes para seguir negociando y cambiar lo que haya que cambiar. Ella contará con la primera gran ventaja: demostró que está más desprendida. Dio el primer paso y condiciona al resto.
El impacto de la noticia sacudió a la Casa Rosada. ¿Es el final de la estrategia de polarización? Hay dudas aún. Lo que sí comenzó a crecer una vez más es el ala que entiende la necesidad de un plan alternativo. El ala dura de Macri siempre hizo antiperonismo que no es lo mismo que antikirchnerismo. Este ultimo caso hay que dejarlo solo a Vidal, Larreta, Monzó y Frigerio. Sutiles pero vitales diferencias para pararse en este nuevo escenario. En definitiva, como solía decir un experimentado dirigente desde Enero: “Macri y Cristina se están midiendo a ver quién se baja primero”. Movió Cristina. Ahora resta la respuesta de Macri. ¿Cuál será?