La novela del verano en la provincia de Buenos Aires es el juego de desdoblar o no las elecciones. Todas las variables están sobre la mesa, pero la decisión llegará recién en marzo. Si hay que establecer un porcentaje imaginario, la posibilidad que se concrete está en un 30 por ciento. Dependerá de la negociación final entre Vidal – está convencida – Marcos Peña y Durán Barba que no quieren y la palabra final del presidente Mauricio Macri. Mientras tanto, la indefinición le imposibilita a la oposición poder armarse y generar sus estrategias. Ahora, bien, con el desdoblamiento o no, la que viene será una elección muy interesante en el conurbano, donde todos los intendentes ponen en juego su única posibilidad de reelección. Pero además cabe preguntarse: ¿Cuáles son las razones objetivas para que un jefe comunal pierda su territorio? Aquí algunos argumento que van más allá de la forma en que se termine votando.
Para la conservación de un territorio quizá sea más peligroso la boleta única que el desdoblamiento. La teoría que la elección se define por la punta de las boletas tiene su asidero. Es por ello que intendentes o candidatos que iban en la lista nacional más taquillera pudieron conservar su gobierno o ganarlo. El corte de boleta no es masivo desde lo espontáneo. Se da cuando hay una estructura detrás que alimenta a que ello suceda. En el conurbano hubo algunos ejemplos recientes a tener en cuenta. En 2011 en Malvinas Argentinas el por entonces intendente Jesús Cariglino iba en la boleta con Duhalde que sacó apenas el 20 por ciento en el distrito, el alcalde obtuvo el 54 mientras que el candidato local del Frente para la Victoria obtuvo poco más del 30 mientras que Cristina Kirchner llegó al 55. Allí hubo una estructura política puesta a trabajar el corte. Y claro está, la voluntad de la población a votar. Algo parecido sucedió en San Miguel en 2015 cuando el actual ministro de Gobierno fue reelecto en la boleta del Frente Renovador que a nivel nacional quedó tercero en el distrito. Entre las PASO y la general, el oficialismo local recuperó 20 puntos producto del corte.
La boleta única reduciría las diferencias entre los oficialismos y las oposiciones locales. Pero no los equipara. Siempre quien maneja el territorio tiene la ventaja de contar con el Estado a su favor y desnivelar. Para que un intendente pierda, su gestión debe ser notoriamente muy mala y el candidato opositor querido, respetado y además contar con recursos para “bancar” una elección.
Las campañas no son solo las campañas. Con el Estado a favor juegan las oficinas de Desarrollo social locales en tiempos de crisis, elementos que los opositores no cuentan para sí de la misma manera. Igual que cada uno de los resortes del municipio para hacer política todo el año. Y un dato más pero muy importante: en tiempos de escasos recursos para financiar política con aportes privados, el Estado municipal muchas veces es el principal empleador del distrito. Mucho más en momentos de crisis como la que se atraviesa. La ausencia de aportes de campaña blanqueados le podrían abrir la puerta a organizaciones mafiosas que abundan en el conurbano, a cambios de futuras prebendas.
El 2015 vio caer a intendentes de larga trayectoria frente a candidatos que, en todos los casos, integraron una boleta nacional competitiva pero además tenían el manejo de oficinas con cuantiosos recursos que el kirchnerismo usaba, a diferencia de Cambiemos, para hacer política territorial. El Anses se había convertido en una de ellas, cosa que no sucede en la actualidad. ¿Algunos casos?. En Malvinas Argentinas Leonardo Nardini ganó desde el manejo del Anses local, y en Moreno lo mismo pasó con Walter Festa que derrotó a Mariano West. Ariel Sujarchuk conquistó Escobar mientras estaba a cargo de un área clave en el ministerio de Desarrollo Social con Alicia Kirchner. En la tercera sección, Mariano Cascallares ganó Almirante Brown y manejaba al IPS local.
Para los candidatos locales de Cambiemos que quieren ganar el territorio en manos del PJ este tema es cuestión de discusión. Hay una visión distinta de la injerencia de las estructuras del Estado para hacer política. No deja de ser un dato menor. Por eso, la boleta única o el desdoblamiento es una oportunidad mayor.
Por ello, sea cual fuera la estrategia a llevarse adelante, los intendentes siempre tienen una ventaja adicional. “Cuando sos opositor si pintas el distrito te dura un rato, mientras que el gobierno local lo tapa con empleados que pagan los vecinos con sus tasas”, cuenta un dirigente del conurbano. El simple ejemplo grafica las diferencias que existen en los distritos. Por ello, los intendentes que tienen gestiones aceptables sin demasiados escándalos no debieran estar demasiado preocupados por la estrategia electoral que se defina. En general, los cismas se cocinan dentro del oficialismo y son aprovechados por los opositores. De lo contrario, con una estructura política aceitada, todavía es difícil destronar a un alcalde. Se desdoble o no.