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Historias del Conurbano: Pasar a la clandestinidad

 

Por Sebastián Dumont

La velocidad de los acontecimientos supera con holgura los tiempos de la política a la hora de la toma de decisiones. Mientras se discute cómo sigue la cuarentena en el área metropolitana, mucha gente ya decidió. Los cruces entre la ciudad y la provincia por lo casos o riesgos potenciales de contagio no se corresponden con la realidad que ya se vive en la mayoría de los centros comerciales del conurbano. Allí la cuarentena se ha terminado. Pasar a la clandestinidad ha sido la opción para trabajar con la anuencia implícita de las autoridades locales. El resto es puro relato.

Los pedidos que han consensuado un grupo de intendentes del oeste para presentarle al gobernador Axel Kicillof busca, de alguna manera, blanquear lo que ya sucede en sus distritos y ellos no tienen ninguna voluntad política de restringir. “¿Cómo hago para decirle a un comerciante cuyo rubro no está aún autorizado a qué no trabaje? No voy a ser yo quien se encargue de ir a sancionarlo”, manifiesta a este medio un jefe comunal que va por su segundo mandato en el distrito que gobierna.

Más aún, hay intendentes que recomiendan a representantes de diversas actividades qué abran con persianas a medias o con timbre para atender. Las peluquerías han comenzado a trabajar de esa forma aunque no se les permita formalmente. Por este y otros cientos de ejemplos se vuelve un sin sentido la controversia entre Ciudad y Conurbano. Sólo se explica por las pujas políticas que desatan el brumoso presente y futuro, tanto en el oficialismo como en la oposición. “Tenemos que hacer gestión, pero también política” se le habría escuchar decir al diputado Máximo Kirchner.

Es por eso que una recorrida por los distritos del Gran Buenos Aires permite observar la “nueva normalidad” con barbijos. Se dan situaciones paradójicas. Los municipios impulsan plataformas para venta on line y al mismo tiempo no pueden obviar la presencia de puestos de comuna callejeros o vendedores ambulantes. Nadie está dispuesto a pagar el costo político de reprimir esas actividades. De allí que suelan acrecentarse las distancias entre la mirada de “escritorio” que tienen para ellos varios funcionarios provinciales o nacionales  y la realidad del territorio.

Un punto más en este distanciamiento se pudo observar tras la reunión que se desarrolló el martes en La Plata para avanzar en el plan de detección de casos de Covid 19 en los barrios carenciados. En el Gran Buenos Aires conviven 952 asentamientos. A diferencia de las villas capitalinas, salvo el barrio Ejército de Los Andes conocido como Fuerte Apache en Tres de Febrero, el resto se expanden en mayores metros cuadrados. Son horizontales y no verticales. De todas formas, las condiciones son paupérrimas y el Estado suele llegar muy poco o en tiempos electorales vía los punteros políticos. Es allí donde han penetrado con mayor habilidad los movimientos sociales.

La puja de ellos con los intendentes no es nueva. Viene de los tiempos donde Néstor Kirchner les dio recursos para armarse con el fin de dividir el monopolio territorial de los intendentes. Ese proceso nunca se detuvo y hasta el propio macrismo los siguió alimentando con recursos y planes. No hay que olvidarse que el primer germen de La Cámpora estuvo en el Ministerio de Desarrollo Social vía la secretaria de Juventud de aquellos tiempo, Maria Grass que inauguró el primer local en 2007 en Moreno junto al dirigente Ariel Frías, más vinculado al peronismo tradicional. Ahora, el coronavirus significaría uno o dos pasos más en la consolidación de un Estado dentro de otro Estado.

La creación de comités barriales con el primario objetivo de informar sobre condiciones sanitarias de los vecinos para luego ser testeados, le saca el monopolio de la información a los intendentes y reporta directo al gobierno nacional y provincial. Quizá con algún grado de exageración que sólo el tiempo dilucidará en qué nivel, se recordó la creación cubana de los CDR, que son los Comandos de Defensa de la Revolución creados a los fines de tener datos concretos de los movimientos de cada barrio y sus integrantes. Un servicio de inteligencia a la luz del día. Allá por el año 60, Fidel Castro los presentaba con un discurso extenso. Un fragmento de aquella pieza se reproduce aquí: “…Vamos a implantar, frente a las campañas de agresiones del imperialismo, un sistema de vigilancia colectiva revolucionaria y que todo el mundo sepa quién vive en la manzana. (Aplausos del pueblo) Y qué hace el que vive en la manzana y qué relaciones tuvo con la tiranía. Y a qué se dedica, con quién se junta, en qué actividades anda; porque si  creen que van a poder enfrentarse con el pueblo; ¡Tremendo chasco se van a llevar!…”

Lo que se juega quizá no sea cual es el grado de injerencia del Estado sino quien tiene el monopolio de su manejo. De allí que se extremen las tensiones entre los distintos niveles de la administración pública, como así también el accionar de cada representante. La llegada de Andres Larroque al Ministerio de Desarrollo Social le puso picante al vínculo de La Cámpora con el Movimiento Evita. ¿Será cierto que Larroque, así como se reunió con Chiche Duhalde, está tomando contacto con dirigentes peronistas de distritos del conurbano donde gobierna el Frente de Todos? Se habla de al menos, dos ex barones.

Algo sí es cierto. En la reunión del martes, los intendentes fueron meros invitados presenciales sin poder opinar. Sólo escucharon. Algunos de ellos se fueron antes de la video llamada y hoy muestran extrema preocupación. La velocidad de los acontecimientos genera una dinámica política cuyo final no podrá estirarse de manera indefinida como la cuarentena que languidece.

Web Municipalidad José C. Paz

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